Carta - Páscoa 2024
Santa Páscoa 2024 “Nosso Redentor ressuscitou dos mortos: cantemos hinos ao Senhor nosso Deus, Aleluia”   (Da liturgia) Queridos irmãos, com a chegada da Santa Páscoa, gostaria de chegar idealmente a cada um de... Czytaj więcej
Carta - Páscoa 2024
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Fieles y en vigilante espera
(Primer Domingo de Adviento: Isaías 63:16-64:7; 1 Corintios 1:3-9; Marcos 13:33-37)
Cada año en el Primer Domingo de Adviento. El Evangelio (ya sea de Marcos, Mateo o Lucas) nos dice que hay que estar “atentos” “vigilantes” “permanecer despiertos” ante la llegada del amo.

La Aparición de Nuestra Señora de La Salette, como la mayoría de las apariciones, tiene el similar propósito. Es como si la Virgen Santísima nos estuviera diciendo, “¡Abran los ojos! Vean los que están haciendo. ¿Por qué no prestan atención? ¡Despierten!
Así como el regreso del amo no puede ser predicho, nadie podía haber anticipado un acontecimiento tal como una aparición y en un lugar tan lejano. Nadie podría haber esperado que Melania Calvat o Maximino Giraud, entre tanta gente, tuvieran semejante encuentro y trajeran un mensaje tan sorprendente.
Aun así, cuando María dice, “Si la correcha se arruina, es únicamente por culpa de ustedes,” ¿Acaso su voz no resuena en las palabras de Isaías: “Nos ocultabas tu rostro y nos entregabas al poder de nuestras culpas?” ¡Qué terrible perspectiva!

En ambos casos, el pueblo de Dios daba por hecho de que Dios estaba de su lado. Ellos nunca esperaban realmente que Dios los abandonara. Eran, después de todo, su pueblo. El tenía un deber para con ellos.
Lo que olvidaron, precisamente, es que ellos eran su pueblo, que ellos también tenían una responsabilidad con él. Aquí vemos de nuevo el carácter profético de La Salette, al tiempo que ella habla de las advertencias dadas en el pasado, de la falta de fidelidad en la vida de su pueblo, de la necesidad de sumisión.
La imagen que tenemos de los sirvientes es la de la sumisión. Su única responsabilidad es la de llevar a cabo de manera fiel la voluntad de su amo, idealmente por amor al amo, como los cristianos de Corinto, a quienes Pablo escribe: “De hecho, no carecen de ningún don, ustedes que aguardan la manifestación de nuestro Señor Jesucristo;” más adelante en la misma carta, enfatiza que los dones existen para ser puestos en uso del bien de la comunidad.

Seamos fieles, servidores vigilantes, sumisos en el amor, esperando no en el miedo sino en alegre anticipo y espera de que el Señor verdaderamente se revelará a nosotros en nuevas maneras a lo largo de este nuevo año litúrgico.
Traducción: Hno. Moisés Rueda, M.S.

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De tal Rey, tal Reina.
(Solemnidad de Cristo Rey: Ezequiel 34:11-17; 1 Corintios15:20-28; Mateo 25:31-46)
Hambriento, sediento, desnudo, forastero, enfermo, preso. Esa es la lista que Jesús usa en la famosa escena del juicio en el Evangelio de Matero. Hay otra lista, en la lectura de hoy que está tomada de Ezequiel, donde el Señor cataloga todas las cosas que él hará por sus ovejas, como encontramos en los versículos previos (no incluidos), los pastores oficiales fracasaron a la hora de hacer tales cosas.
Pero, como con otras listas en las Escrituras, estas no son exhaustivas. Estas listas nos orientan en una cierta dirección y nos permiten ver más allá de la misma lista, para sustraer “nuevas y mejoradas” listas según el mundo en el que nos toca vivir. Así es exactamente como muchas Órdenes Religiosas empezaron su existencia. Algunas literalmente dando de comer a los hambrientos y vistiendo al desnudo. Algunas supliendo otras necesidades igualmente importantes.
Es interesante que, aunque el hambre y la enfermedad son mencionadas específicamente en el mensaje de La Salette, la perspectiva es bastante diferente. Eso males son vistos como consecuencia del pecado.
Cuando las personas buscan su propia desgracia, podemos ser “críticos” y estar contentos de culparlos. Pero eso no nos libera de acudir en su necesidad. Jesús se identifica con el “pequeño”, el que está más por debajo de todos, de quien podríamos pensar como “esa gente”. Lo que hagamos o dejemos de hacer – aun por ellos - lo hacemos o no lo hacemos por El. Jesús dice que ninguno de nosotros tiene el derecho de mirar para otro lado cuando nos confrontamos con las necesidades esenciales de los demás.
Nuestra Señora, a quien nosotros también llamamos la “Reina de La Salette” no contenta con culpar a su pueblo, ella vio más allá de sus sufrimientos. Ella vino a “Buscar a las ovejas perdidas y traer de vuelta a las descarriadas” (véase Ezequiel) prometiendo abundancia “si se convierten”
Ella habló de la Cuaresma. ¿Cómo podríamos nosotros adoptar las prácticas cuaresmales y no ser conscientes de la muerte de los niños y del hambre que sigue golpeando al mundo? Si nos convertimos no podemos hacernos los de la vista gorda.
En el Evangelio, es claro que no responder a las necesidades de los demás refleja un fracaso a la hora de comprender completamente las implicancias del discipulado.
Una vez más, el Mensaje de Nuestra Señora de La Salette es marcadamente cercano al mensaje del Cristo. El Rey y la Reina están en perfecta concordancia.
Traducción: Hno. Moisés Rueda, M.S.

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Sede de la Sabiduría
(Trigésimo segundo domingo del Tiempo Ordinario: Sabiduría 6:12-16; 1 Tesalonicenses 4:13-18; Mateo 25:1-13)
Confucio dice: Hay tres métodos para aprender la sabiduría: Primero, por reflexión, que es la forma más noble. Segundo, por imitación, que es la forma más fácil. Tercero, por experiencia, que es la forma más amarga.
Las vírgenes necias de la parábola tuvieron que sufrir las amargas consecuencias que les trajo la experiencia. Los padres y los profesores tratan de ayudar a los niños a evitar dichas situaciones. Idealmente, la juventud aprendería a reflexionar antes de actuar. Esa en la meta de la Sabiduría, personificada en la primera lectura.
La Sabiduría es descrita como resplandeciente; y “ella misma se da a conocer a los que la desean, ella misma va de un lado a otro buscando los que la merecen”. ¿Cómo puedo yo leer estas palabras sin pensar en la Bella Señora?
Uno de los títulos en las letanías de la Santísima Virgen es: Sede de la Sabiduría. Las explicaciones difieren como también lo hace la iconografía. Esencialmente, sin embargo, tenemos que entender que Jesús en su humanidad aprendió un poco de sabiduría de su madre, la cual a su vez adquirió la suya al “guardar todas esas cosas, meditándolas en su corazón” (Lucas 2: 19)
El refrán del Salmo Responsorial, “Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío” es similar a un concepto sabio que es popular hoy, a saber, que hay en cada uno de nosotros un lugar hecho para Dios y que solamente Dios puede llevarlo. Mientras ese lugar permanezca vacío, estaremos sedientos.
San Pablo hace referencia al tema de la muerte para que los tesalonicenses no ignoren la esperanza que les es propia. Si vemos aquello a la luz de las palabras de Jesús, “permanezcan despiertos porque no saben ni el día ni la hora”, encontraremos la más profunda sabiduría de la parábola.
En La Salette, María no viene a impartir conocimientos, sino sabiduría, que el algo más profundo, más rico, más significativo. Ella quieres que su pueblo aprenda desde la experiencia del dolor. Ella les muestra lo que está pasando (“se los advertí el año pasado con respecto a las papas. Ustedes no hicieron caso”
Ella también muestra los que podría suceder (“si se convierten…”) y alude a la sabiduría contenida en el ritmo de las oraciones de la Iglesia (tarde y mañana), semanalmente (la Misa) anualmente (la Cuaresma).
Ella quieres que “estemos atentos” para imitarla, reflexionando todas estas cosas en nuestro corazón.

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