Sede de la Sabiduría
(Trigésimo segundo domingo del Tiempo Ordinario: Sabiduría 6:12-16; 1 Tesalonicenses 4:13-18; Mateo 25:1-13)
Confucio dice: Hay tres métodos para aprender la sabiduría: Primero, por reflexión, que es la forma más noble. Segundo, por imitación, que es la forma más fácil. Tercero, por experiencia, que es la forma más amarga.
Las vírgenes necias de la parábola tuvieron que sufrir las amargas consecuencias que les trajo la experiencia. Los padres y los profesores tratan de ayudar a los niños a evitar dichas situaciones. Idealmente, la juventud aprendería a reflexionar antes de actuar. Esa en la meta de la Sabiduría, personificada en la primera lectura.
La Sabiduría es descrita como resplandeciente; y “ella misma se da a conocer a los que la desean, ella misma va de un lado a otro buscando los que la merecen”. ¿Cómo puedo yo leer estas palabras sin pensar en la Bella Señora?
Uno de los títulos en las letanías de la Santísima Virgen es: Sede de la Sabiduría. Las explicaciones difieren como también lo hace la iconografía. Esencialmente, sin embargo, tenemos que entender que Jesús en su humanidad aprendió un poco de sabiduría de su madre, la cual a su vez adquirió la suya al “guardar todas esas cosas, meditándolas en su corazón” (Lucas 2: 19)
El refrán del Salmo Responsorial, “Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío” es similar a un concepto sabio que es popular hoy, a saber, que hay en cada uno de nosotros un lugar hecho para Dios y que solamente Dios puede llevarlo. Mientras ese lugar permanezca vacío, estaremos sedientos.
San Pablo hace referencia al tema de la muerte para que los tesalonicenses no ignoren la esperanza que les es propia. Si vemos aquello a la luz de las palabras de Jesús, “permanezcan despiertos porque no saben ni el día ni la hora”, encontraremos la más profunda sabiduría de la parábola.
En La Salette, María no viene a impartir conocimientos, sino sabiduría, que el algo más profundo, más rico, más significativo. Ella quieres que su pueblo aprenda desde la experiencia del dolor. Ella les muestra lo que está pasando (“se los advertí el año pasado con respecto a las papas. Ustedes no hicieron caso”
Ella también muestra los que podría suceder (“si se convierten…”) y alude a la sabiduría contenida en el ritmo de las oraciones de la Iglesia (tarde y mañana), semanalmente (la Misa) anualmente (la Cuaresma).
Ella quieres que “estemos atentos” para imitarla, reflexionando todas estas cosas en nuestro corazón.