De tal Rey, tal Reina.
(Solemnidad de Cristo Rey: Ezequiel 34:11-17; 1 Corintios15:20-28; Mateo 25:31-46)
Hambriento, sediento, desnudo, forastero, enfermo, preso. Esa es la lista que Jesús usa en la famosa escena del juicio en el Evangelio de Matero. Hay otra lista, en la lectura de hoy que está tomada de Ezequiel, donde el Señor cataloga todas las cosas que él hará por sus ovejas, como encontramos en los versículos previos (no incluidos), los pastores oficiales fracasaron a la hora de hacer tales cosas.
Pero, como con otras listas en las Escrituras, estas no son exhaustivas. Estas listas nos orientan en una cierta dirección y nos permiten ver más allá de la misma lista, para sustraer “nuevas y mejoradas” listas según el mundo en el que nos toca vivir. Así es exactamente como muchas Órdenes Religiosas empezaron su existencia. Algunas literalmente dando de comer a los hambrientos y vistiendo al desnudo. Algunas supliendo otras necesidades igualmente importantes.
Es interesante que, aunque el hambre y la enfermedad son mencionadas específicamente en el mensaje de La Salette, la perspectiva es bastante diferente. Eso males son vistos como consecuencia del pecado.
Cuando las personas buscan su propia desgracia, podemos ser “críticos” y estar contentos de culparlos. Pero eso no nos libera de acudir en su necesidad. Jesús se identifica con el “pequeño”, el que está más por debajo de todos, de quien podríamos pensar como “esa gente”. Lo que hagamos o dejemos de hacer – aun por ellos - lo hacemos o no lo hacemos por El. Jesús dice que ninguno de nosotros tiene el derecho de mirar para otro lado cuando nos confrontamos con las necesidades esenciales de los demás.
Nuestra Señora, a quien nosotros también llamamos la “Reina de La Salette” no contenta con culpar a su pueblo, ella vio más allá de sus sufrimientos. Ella vino a “Buscar a las ovejas perdidas y traer de vuelta a las descarriadas” (véase Ezequiel) prometiendo abundancia “si se convierten”
Ella habló de la Cuaresma. ¿Cómo podríamos nosotros adoptar las prácticas cuaresmales y no ser conscientes de la muerte de los niños y del hambre que sigue golpeando al mundo? Si nos convertimos no podemos hacernos los de la vista gorda.
En el Evangelio, es claro que no responder a las necesidades de los demás refleja un fracaso a la hora de comprender completamente las implicancias del discipulado.
Una vez más, el Mensaje de Nuestra Señora de La Salette es marcadamente cercano al mensaje del Cristo. El Rey y la Reina están en perfecta concordancia.
Traducción: Hno. Moisés Rueda, M.S.