Narrando los Hechos
(2do Domingo de Pascua: Hechos 5:12-16; Apocalipsis 1:9-19; Juan 20:19-31)
“Escribe lo que has visto, lo que sucede ahora y lo que sucederá en el futuro”. Es lo que Jesús le dice a Juan en el primer capítulo del Apocalipsis y, con bastante naturalidad, nosotros asumimos que se refiere a las visiones proféticas que serán descritas en los capítulos siguientes. Pero hay tres partes en este encargo, de las cuales la primera es “lo que has visto”. ¿Pudiera esto referirse al Evangelio de Juan y a las Cartas?
El prólogo de 1 de Juan insiste en esto:“Lo que hemos visto y oído, se lo anunciamos también a ustedes, para que vivan en comunión con nosotros. Y nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo Jesucristo.”
El 20 de septiembre de 1846, una tarde de domingo. Baptista Pra, el patrón de Melania, invitó a Pedro Selme (cuyo pastor estaba enfermo y a quien Maximino había reemplazado por sólo seis días), y a Jean Moussier (otro hombre de la misma aldea, Les Ablandens) para venir a su casa. Ellos le pidieron a Melania contarles de nuevo lo que la Bella Señora les había dicho a ella y a Maximino en la ladera de la montaña el día anterior. ¡Pero más importante aún fue que lo escribieron!
No eran personas muy instruidas, pero fueron capaces de traducir al francés las partes dichas en el dialecto local. Les llevó un buen tiempo escribirlo todo. ¿Por qué lo hicieron? La única explicación razonable es que sintieron que era importante hacerlo.
Le dieron a su documento un curioso título: “Carta dictada por la Santísima Virgen a dos niños en la Montaña de La Salette-Fallavaux”. Esto demuestra su entendimiento de que debían hacerlo conocer a otras personas. Queremos decir exactamente lo mismo cuando hablamos del mensajede La Salette
Pero miremos a nuestro Evangelio. Ya que ningún pasaje es más importante que otro. El relato de Tomás – su ausencia, su rechazo a creer, su ultimátum, su profesión de fe – merece la pena contarse.
También es un mensaje. Y para que no pasemos por alto ese punto, Juan añade: “Jesús realizó además muchos otros signos en presencia de sus discípulos, que no se encuentran relatados en este Libro. Estos han sido escritos para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y creyendo, tengan Vida en su Nombre”.
El relato de La Salette tiene exactamente el mismo propósito.
Traducción: Hno. Moisés Rueda, M.S.