¿Por qué a mí?
(Séptimo domingo de Pascua: Hechos 1,15-26; 1 Juan 4,11-16; Juan 17,11-19)
¿Por qué Dios elige a una persona en particular para un propósito particular? La Biblia no dice que Ruth, o Moisés, o David, o hasta María eran mejores que cualquier otro. Ellos fueron instrumentos elegidos y preparados por Dios para cumplir con un cometido.
En la lectura de Hechos de los Apóstoles de hoy, vemos la misma situación que tiene que ver con una elección, “la suerte cayó sobre Matías” para hacer de él un “testigo de la resurrección”. Ya era tiempo de reemplazar a Judas. Los discípulos redujeron el número de los candidatos a dos, y luego Dios eligió a uno de ellos.
Maximino y Melania, fueron los testigos elegidos por Nuestra Señora de La Salette. ¿Por qué ellos? Podemos (y lo hacemos) especular, pero la respuesta más honesta es la más simple: no lo sabemos realmente. Los Misioneros de la Salette y las Hermanas de La Salette, como también mucha gente laica y devota de nuestra Madre en lágrimas somos también llamados a ser sus testigos elegidos hoy. ¿Por qué nosotros? De nuevo, no lo sabemos, eso es todo.
Muy a menudo las palabras, “¿Por qué a mí? Son dichas cuando algo malo nos sucede. Pero podríamos también hacernos la misma pregunta cuando algo grandioso y maravilloso nos sucede, y de manera particular cuando nos damos cuenta de que Dios nos está llamando para un propósito especial.
Mucha gente puede hablar de aquello que los atrajo primeramente de otra persona o de una orden religiosa o de alguna carrera o ministerio. Es un asunto diferente cuando lo miramos desde el punto de vista del sentirnos elegidos. ¿Por qué aquella persona, aquella vocación, aquella carrera o ministerio me eligieron? En otras palabras, ¿Cuál era y sigue siendo el propósito de Dios para mi vida?
Lo que sí sabemos es mucho no obstante y no es porque seamos mejores que los demás. La elección de María, como la de Dios, son un misterio – no para ser resuelto sino para ser vivido.
Jesús había elegido a sus Apóstoles, y tres años después, en la Ultima Cena él oró a su Padre para que los proteja, para “consagrarlos en la verdad” “Después de todo irían a ser sus fieles testigos”
En esto consiste el desafío, vivir lo que estamos llamados a ser, avocados al aquello y al cómo y al donde, mucho más que al por qué.
Traducido por Hno. Moisés Rueda MS