Jesús y las Necesidades Humanas
(17mo Domingo Ordinario: Jeremías 23:1-6; Efesios 2:13-18; Marcos 6:30-34)
Entre las muchas formas de sufrimiento humanos está aquella que el Evangelio de hoy pone ante nosotros. La inseguridad alimentaria. En este caso la situación era de corta duración. Jesús respondió a una necesidad específica en medio de una situación determinada.
Pero, como Jesús, nosotros también podemos preguntarnos cómo sería posible dar respuesta a las necesidades de tantos. Algunos de nosotros, como Felipe y Andrés, responderíamos que no se puede. Pero el evangelista nos dice, “Jesús sabía bien lo que iba a hacer”.
Algunos de ustedes que están leyendo esto han experimentado inseguridad alimentaria, tal vez combinada con ansiedad por falta de un lugar donde alojarse, falta de trabajo, etc. Muchos no. ¿En cuáles circunstancias es más activa la gracia de Dios?
En La Salette, María notó que la gente trabajaba los domingos todo el verano. Pero, con las papas, el trigo, las uvas y hasta las nueces, que mostraban señales de plaga, los agricultores estaban desesperados tratando de salvar lo que pudieron. Es difícil estar abierto a las realidades espirituales cuando las necesidades materiales abarcan toda nuestra atención.
Por otro lado, si estamos tan absortos con lo que poseemos que somos incapaces de responder a las necesidades de los demás, nos será igualmente difícil vivir en el Espíritu, crecer y trabajar y aprender en comunidad. La compasión y la empatía son dones. ¿Los ansiamos?
Jesús dio de comer a la multitud hambrienta porque vio su necesidad, y la vio porque quiso verla. María era consciente de la inseguridad alimentaria de su pueblo, y les ofreció esperanza, “si se convierten”. También la conversión es un don. ¿La deseamos?
San Pablo escribe, “los exhorto a comportarse de una manera digna de la vocación que han recibido”. Él se enfoca especialmente en la unidad: “un solo Cuerpo y un solo Espíritu”. ¿Cómo será esto posible si algunos miembros están pasando necesidad y otros no los ayudan?
¿Seríamos capaces de atrevernos a rezar por los dones de la conversión y la compasión en nuestras vidas, pedirle al Señor que nos haga como él, deseosos de reconocer las necesidades que nos rodean?
Al inicio del Evangelio leemos que Jesús “vio que una gran multitud acudía a él”. Con poco cubrió las necesidades de muchos. Cuando los cristianos responden a las necesidades de los demás, la meta es ayudarlos a venir a Cristo. Ese era el propósito de María en La Salette.
Traducción: Hno. Moisés Rueda, M.S.