Enséñame tus senderos
(1er Domingo de Adviento: Jeremías 33:14-16; 1 Tesalonicenses 3:12-4:2; Lucas 21:25-36)
Hoy damos comienzo al Ciclo C del calendario litúrgico trianual de la Iglesia. Ya lo hemos vivido antes, y muchas cosas nos resultarán familiares. Con todo, este es un nuevo año, un nuevo viaje espiritual, porque hemos cambiado, y el mundo que nos rodea también.
Cada viaje tiene un punto de partida y uno de destino. Entonces hagamos propias las palabras del Salmo de hoy: “Muéstrame, Señor, tus caminos, enséñame tus senderos. Guíame por el camino de tu fidelidad”. No queremos perder el rumbo del sendero.
Muchas paradas encontraremos a lo largo del camino. Belén será la primera, celebraremos la llegada del Mesías prometido.
Leemos en la primera lectura, “Llegarán los días en que yo cumpliré la promesa que pronuncié... Haré brotar para David un germen justo, y él practicará la justicia y el derecho en el país”. Aquel que viene nos enseñará con palabras y con el ejemplo.
En La Salette, la Madre en lágrimas se apareció a dos niños para darles un mensaje de esperanza, que las promesas hechas se cumplirán. Ella le estaba indicando el buen camino a un pueblo que no estaba haciendo lo recto ni lo justo. Aquel pueblo estaba andando por caminos que lo alejaban de Dios.
María también nos urge a ser fieles en la oración. Deberíamos desear orar dignamente, es decir, de corazón, pidiendo al Señor que encamine nuestros pasos por el sendero que nos conduce hacia él.
La segunda lectura viene de la Primera Carta de Pablo a los Tesalonicenses, está llena de instrucciones con el objetivo de mantener a la joven comunidad cristiana en el camino correcto. Aquí, en el contexto del regreso de Cristo leemos: “Que el Señor los haga crecer cada vez más en el amor mutuo y hacia todos los demás”. Esto nos recuerda que estamos conectados con aquellos que recorren el mismo sendero junto a nosotros.
Jesús nos pide ser vigilantes. “Tengan cuidado de no dejarse aturdir por los excesos, la embriaguez y las preocupaciones de la vida. No podemos darnos el lujo de apartarnos del camino que nos señala mientras nos conduce por él.
La mayoría de las Lecturas del Evangelio durante el Año C, viene del Evangelio de Lucas. Dejemos que nos guíen, para que nos conduzcan por senderos que nos lleven a Dios, él es la fuente de todo lo que necesitamos y esperamos.
Traducción: Hno. Moisés Rueda, M.S.