Mantenerlo Simple
(6toDomingo de Pascua: Hechos 15:1-2 y 22-29; Apocalipsis 21:10-23; Juan 13:23-29)
Comparado con Lourdes y Fátima, el mensaje de Nuestra Señora de La Salette es extenso y aparenta complejidad. A pesar de todo, es básicamente muy simple.
En los primeros tiempos de la Iglesia, como se describe hoy en la primera lectura, aparentemente la situación se volvió compleja, debido al ingreso de los conversos gentiles al modo de vida y de fe de los cristianos. Algunos estaban convencidos de que los nuevos creyentes debían primero convertirse al judaísmo. En el “Concilio de Jerusalén” como a veces se le llama, se encontró una buena salida, unas condiciones mínimas, tomadas no solamente desde el poder de la razón, o por mayoría de votos. Leemos, “El Espíritu Santo, y nosotros mismos, hemos decidido no imponerles ninguna carga más que las indispensables”.
En La Salette, María seleccionó algunas de estas obligaciones indispensables: oración personal, la santificación del Día del Señor, el respeto por el nombre del Señor y la práctica cuaresmal.
En la iglesia primitiva, se daba por supuesto que cualquiera que llegara a asumir seriamente los requerimientos básicos, no debía detenerse ahí. Es lo mismo en el caso de en La Salette. Es un hecho de la naturaleza humana que, cuando nos conformamos con lo mínimo, en su momento aún eso llega a descuidarse. Lo mínimo es como un fundamento de una construcción, pero un fundamento sobre la cual no se construye nada, tarde o temprano se resquebraja y se desintegra.
En el evangelio Jesús dice, “El que me ama será fiel a mi palabra.” Esta es otra manera de decir lo mismo que más arriba. El amor a Cristo es el fundamento del modo de vivir cristiano, pero “ser fiel a su palabra” es un signo de la autenticidad del amor y de la fortaleza de nuestro compromiso personal con él. Y sin embargo todo es muy simple – seguirlo en el amor, aprender a conocer su voluntad, y buscar cumplirla.
La experiencia enseña que es más fácil decirlo que hacerlo. Es por esta razón que San Pablo en muchas de sus Cartas reprende a los cristianos por sus errores a la hora de entender las implicaciones de su fe. 1 Cor. 13 (“El amor es paciente, es servicial”, etc.) por ejemplo, es tan hermoso en sí mismo que podemos llegar a olvidar que Pablo escribió aquello porque los cristianos de Corinto no estaban haciendo la conexión entre la fe y la vida.
La Salette también nos ayuda a realizar ese mismo tipo de conexión. Bastante simple, realmente.
Traducción: Hno. Moisés Rueda, M.S.