La Pregunta
(Cuarto domingo de Pascua: Hechos 2:36-41; 1 Pedro 2:20-25; Juan 10:1-10)
En la literatura universal, sin lugar a dudas la cita más famosa es: “Ser o no ser: esa es la pregunta” El Hamlet de Shakespeare atravesaba un por un momento decisivo en su vida.
Hay otra importante pregunta que se hace patente en momentos decisivos del Nuevo Testamento. Una pregunta hecha por los discípulos de Juan el Bautista en Lc 3, versos 10, 12 y 14; por Saulo en el camino de Damasco en Hechos 22, 10; y en la primera lectura de hoy:¿“A dónde iremos”?
El momento de la verdad ha llegado. Las personas que escuchando a Pedro ha llegado a darse cuenta de su error al crucificar a Jesús, tuvieron la certeza de que algo tenía que cambiar. La respuesta a esta pregunta era vital.
Es ese día, la respuesta era: “Arrepiéntanse y háganse bautizar”
En realidad, esta pregunta debe aparecer con más frecuencia de cómo lo hace. Cada vez que escuchamos la Escritura, deberíamos preguntarnos qué es lo que ella significa para nosotros.
Por ejemplo, en el Evangelio de hoy Jesús dice: “He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia”. Pregunta al Buen Pastor, “¿Qué debo hacer?” en otras palabras, ¿Qué diferencia debería marcar esto en mi vida?
Ahora, muchos de los que sí se arrepintieron y fueron bautizados en Hechos 2, se vieron perseguidos a causa de su fe y bien podrían preguntarse otra vez, “¿Qué debemos hacer? Pedro responde, en la segunda lectura, “Cristo también sufrió por ustedes, dejándoles un ejemplo”
Desde 1846 hasta nuestros días, mucha gente al escuchar el relato de La Salette por primera vez se ha preguntado. “¿Qué debo hacer?” Este es un punto que marca un cambio, pero ¿A dónde ir a partir de ese momento? Para algunos la respuesta incluye “Arrepentimiento” Para otros, pudiera ser una llamada a dedicar sus vidas de algún modo a la causa de la Reconciliación, la cual yace en el centro mismo del mensaje de María.
Si tu últimamente no has leído el relato de La Salette. Pudiera ser una buena idea volver a conectarte con ese relato. Como sucede con las Escrituras, escuchamos el Mensaje de manera diferente conforme vamos envejeciendo y las circunstancias de nuestra vida van cambiando. Mira con atención que parte del relato o del Mensaje que toca de manera nueva y profunda.
Y luego pregúntate, “¿Qué debo hacer?”