Profesión de Fe
(1er Domingo de Cuaresma: Deuteronomio 26:4-10; Romanos 10:8-13; Lucas 4:1-13)
El ritual de la cosecha prescrito por Moisés incluye una declaración acerca de la liberación de la esclavitud que Dios hizo en favor de su pueblo. Toma la forma de un registro histórico, pero es una profesión de fe en el Dios que salva
San Pablo nos invita a afirmar nuestra fe: “Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvado”.
La fe, una fe viva, constituye la base fundamental de toda vida cristiana. Se expresa de maneras comunitarias y personales. En La Salette la vemos de ambas formas.
La Cuaresma es una tradición comunitaria, ha existido en la Iglesia por muchos siglos. En el tiempo de la Aparición, las prácticas penitenciales asociadas con esta época eran más rigurosas de lo que son al presente, especialmente con relación al ayuno. En su discurso, Nuestra Señora de La Salette se refirió directamente a la total indiferencia con respecto a esta disciplina anual.
En cuanto a la expresión personal de la fe, ella habló de la importancia de la oración, nada elaborado, pero al menos lo suficiente para mantener un contacto diario con Dios, por la noche y la mañana. Y cuando sea posible recen más.
La fe es comunitaria, en tanto compartamos las mismas creencias. Es personal, también, pero no en el sentido de que podamos escoger qué creer o qué no creer. Más bien, reconoce y acepta que cada uno de nosotros es único y que no todos respondemos con la misma intensidad a cada aspecto de nuestra fe. Para nosotros que tenemos una fuerte conexión con La Salette, por ejemplo, la reconciliación, donde quiera que se presente, resuena de manera especial.
De hecho, es así como estas reflexiones fueron escritas, escuchando los ecos, yendo y viniendo entre la Sagrada Escritura y el acontecimiento, el mensaje y el misterio de La Salette.
La Cuaresma es un tiempo para hacer revivir la fe personal en el contexto de la fe de la Iglesia, para recordar que no vivimos sólo de pan (o carne). Presta especial atención a tus respuestas personales en la medida en que te vas encontrando con las lecturas. Puedes descubrir una nueva profundidad en tu relación con Cristo, un desafío más fuerte de querer vivir guiado por sus enseñanzas. Una convicción más profunda en tu profesión de fe.
Traducción: Hno. Moisés Rueda, M.S.