Movidos por la Compasión
(16to Domingo del Tiempo Ordinario: Jeremías 23:1-6; Efesios 2:13-18; Marcos 6:30-34)
La palabra “pastor” en el lenguaje de la Iglesia se refiere a los sacerdotes, y el texto de Jeremías, “Ay de los pastores” podría bien hacernos pensar en los escándalos que continuamente golpean a la Iglesia. Pero en el Antiguo Testamento, era a los gobernantes a quienes se les llamaba pastores, y es a ellos a quien Jeremías condena.
Dios promete a sus ovejas que, “Les pondrá pastores para que las pastoreen” y les dará un rey “que reinará y gobernara con sabiduría”. Podemos fácilmente ver esta profecía cumplirse en Jesús, cuyo corazón “se llenó de compasión al ver a la multitud”
Muchos siglos más tarde, el corazón de una Bella Señora fue movido por la compasión por su pueblo. Y como Jesús, ella “les enseñó muchas cosas”
San Pablo escribe, “Ahora, por la sangre de Cristo, están cerca los que antes estaban lejos”. Nuestra Señora de La Salette con mucha tristeza revierte esta afirmación en su mensaje. Su pueblo, que antes estaba cerca, está ahora alejado de su Hijo.
Simplemente al hablar de su Hijo, el que “es nuestra paz”, ella “predicó la paz” como él lo hizo. Igual que San Pablo parece no poder encontrar suficientes maneras para decir cómo Jesús trajo la reconciliación tanto a los judíos como a los cristianos gentiles, lo mismo María, encuentra abundantes modos para describir cómo su pueblo necesita aquella reconciliación. Ella también muestra la manera en que su pueblo puede encontrarla, es decir por medio de honrar el nombre del Señor, respetar el Santo Día del Señor, volver a él en oración, participar de la Eucaristía.
Todo esto y más, son expresiones de una confianza que se expresa en el Salmo de hoy. El Dios que pone su mesa delante de nosotros es el mismo Dios que vio la ansiedad del padre de Maximino cuando le dio un pedazo de pan. Este es el Dios compasivo, su bondad y su ternura están con nosotros todos los días de nuestra vida.
Aquellos que responden al mensaje de María, en lugar de pasar hambre, no tendrán carencias. En lugar de andar como ovejas sin un pastor, caminarán por la senda del bien, sus almas serán revitalizadas, no temerán al mal. Esto no es un sueño. Es una visión profética.
La compasión no es solo un sentimiento. Nos lleva a la acción. Jesús enseñó a su pueblo a buscarlo con esperanza. María vino a renovar esa esperanza. Mira a tu alrededor. ¿De quién te apiadas? ¿Cómo vas a actuar?
Traducción: Hno. Moisés Rueda, M.S.