La Iniciativa de María
(2do Domingo del Tiempo Ordinario: Isaías 62:1-5; 1 Corintios 12:4-11; Juan 2:1-11)
“No te dirán más «¡Abandonada!», ni dirán más a tu tierra «¡Devastada!» sino que te llamarán «Mi deleite», y a tu tierra «Desposada» … y como la esposa es la alegría de su esposo, así serás tú la alegría de tu Dios.”
En todos los profetas, no hay muchos pasajes tan llenos de esperanza y más bellos que este.
El pueblo al que María vino a hablar por medio de sus dos jóvenes mensajeros se sentía abandonado y su tierra había quedado desolada. Ella vio la angustia de su pueblo y decidió intervenir. Recuerdo una conferencia sobre La Salette que había oído cuando era seminarista en los años 60. El conferencista hizo hincapié en que la Bella Señora no había dicho “he sido enviada”, sino, “estoy aquí” dando a entender que fue su idea. En otras palabras, en La Salette, ella tomó la iniciativa.
Esta es la imagen de María que encontramos en nuestro texto del Evangelio. Ella llamó la atención de Jesús sobre la situación incómoda en el banquete de bodas. Cuando el objetó la situación diciendo que no era un asunto que tenía que ver con ellos, ella supo que él haría algo al respecto y por eso les dijo a los sirvientes que hicieran todo lo que él les diga.
El mensaje de La Salette es el mismo como el de Caná. Puede resumirse en las palabras: “Hagan todo lo que él les diga”. Tal vez es por eso es que uno de los murales sobre las paredes de la Basílica de La Salette, pintado en 1998, representa el banquete de bodas en Caná.
El pasaje de 1 Corintios refina aún más este pensamiento. “Todo lo que él les diga” varía según los dones dados por el Espíritu. Pero el don que nosotros hemos recibido tiene que estar activo en nosotros para que Dios pueda llevar a cabo su obra.
Ya que La Salette es un don espiritual, cada uno de nosotros a quien nos ha sido otorgado, está llamado a encontrar su propia manera de compartirlo. Aquí estoy compartiendo esta reflexión, mientras tanto otro está buscando sanar una familia dividida, u ofreciendo su sufrimiento personal por la causa de la reconciliación, o… bueno, ustedes ya captaron la idea.
María eligió venir a nosotros. Ella destacó un cierto número de obligaciones cristianas básicas, pero el sentido de sus palabras va mucho más allá de todo eso. Ellas proveen el marco para una vida cristiana fiel, en la que las palabras como “abandonado” o “desolado” no tienen lugar.
Traducción: Hno. Moisés Rueda, M.S.