(Primer Domingo de Cuaresma Génesis 2,7-9 y 3,1-7; Romanos 5,12-19; Mateo 4,1-11)
Jesús cita Deuteronomio 8;6. Vale la pena resaltar el contexto de esas palabras: Él te afligió, haciéndote pasar hambre, [en el desierto]… para enseñarte que el hombre no vive sólo de pan, sino de todo lo que sale de la boca de Dios”
Hay dos momentos en su mensaje en que Nuestra Señora de La Salette se hace eco de este pensamiento: Primeramente, cuando ella habla de una “gran hambruna” que sobrevendrá en gran parte de Europa. Y luego cuando ella se queja de que su pueblo come carne durante la Cuaresma.
Hoy la abstinencia de carne ya no es más algo requerido universalmente para los católicos a excepción del Miércoles de Ceniza, Viernes Santo y los viernes de Cuaresma, pero el desafío permanece. Para María no se trata de romper una norma, sino del significado mismo de la Cuaresma
El relato de las Tentaciones de Jesús lo clarifica: Si no nos alimentamos con la Palabra de Dios, la vida que vivimos no es más que una sombra, solo una cáscara de lo que debería ser. Si no ponemos nuestra esperanza en la Gracia de Dios, la cual, como San Pablo escribe, “se desborda para muchos”, aun nuestras más profundas esperanzas no pueden alcanzar su realización total.
La serpiente ofreció a Adán y Eva una falsa esperanza, y así ellos introdujeron en el mundo el pecado con todas sus consecuencias. El diablo le ofreció a Jesús falsas esperanzas, pero él no se dejó engañar.
El no niega la importancia del pan. Pero el pan no es suficiente. La psicología nos dice que únicamente alimentar a un niño no es suficiente para su bienestar. Las relaciones humanas son todavía más esenciales.
El tiempo de Cuaresma y la Bella Señora nos recuerdan de la necesidad de tener una sana relación con Dios. Por supuesto que las necesidades materiales no pueden y no deben ser ignoradas, pero en otro lugar en el Evangelio de Mateo, Jesús nos dice: “Busquen primero el Reino de Dios y su justicia y todas las cosas se le añadirán” (Mt 6, 33).
Es una buena señal que el Miércoles de Ceniza, que no es un Día Santo de Precepto, esté entre los días con más asistencia a Misa. Su significado puede cambiar de año en año. Lo cual es algo bueno también.
(Traducido por Hno. Moisés Rueda MS, Cochabamba, Bolivia)