La Sabiduría que viene de lo alto
(25to Domingo del Tiempo Ordinario: Sabiduría 2:12-20; Santiago 3:16-4:3; Marcos 9:30-37)
Santiago escribe: “La sabiduría que viene de lo alto es, ante todo, pura; y, además, pacífica, benévola y conciliadora; está llena de misericordia y dispuesta a hacer el bien; es imparcial y sincera.”. Cuan apropiadamente esta descripción se aplica al mensaje de Nuestra Señora de La Salette.
La sabiduría de la Virgen de La Salette es pura, viniendo de un corazón lleno de amor en estado puro, y al mismo tiempo se expresa con la verdad; “es imparcial y sincera.”
Es pacífica y benévola: “Acérquense, hijos míos, no tengan miedo.” – “¿No entienden, hijos míos? Se los digo de otra manera”.
Llena de misericordia, no solamente en las palabras que dice y en la ternura que muestra a los niños, sino en el mismo hecho de que María haya venido a nosotros. Cuando en 1851 el Obispo de Grenoble decidió erigir un Santuario en La Salette y fundó a los Misioneros de Nuestra Señora de La Salette, su intención era que ambos constituirían “una memoria perpetua de la misericordiosa aparición de María”
Y la historia ha demostrado que está llena de buenos frutos, algunas veces en la forma espectacular de curaciones milagrosas, más frecuentemente en la privacidad del confesionario. El Santuario atrae peregrinos y voluntarios de alrededor del mundo. El movimiento de los Laicos Saletenses ha experimentado un amplio crecimiento durante las décadas recientes.
Es de notar también el dicho de sabiduría de Jesús a sus discípulos, “El que quiere ser el primero, debe hacerse el último de todos y el servidor de todos”. Aquí vemos aun otra cualidad más que podemos atribuir a la Bella Señora.
La Reina del Cielo, vino a nosotros con toda simplicidad, no a imponer su autoridad sino a servir a su pueblo haciendo que sus hijos lleguen a ser la mejor versión de sí mismos como cristianos y convertirse una vez más en un pueblo de fe y fidelidad.
Hace unas semanas leímos las palabras de Moisés, alentando a su pueblo a observar con cuidado la ley. “Obsérvenlos y pónganlos en práctica, porque así serán sabios y prudentes a los ojos de los pueblos, que, al oír todas estas leyes, dirán: ¡Realmente es un pueblo sabio y prudente esta gran nación!” María en La Salette desea que su pueblo sea verdaderamente sabio a los ojos de Dios.
Mientras más tiempo pasamos con ella, más nos hacemos capaces de absorber y vivir la sabiduría que viene de lo alto.
Traducción: Hno. Moisés Rueda, M.S.