Carta - Páscoa 2024
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P. René Butler MS - Pascua - La más Grande de las Promesas

La más Grande de las Promesas

(Pascua: Las lecturas de la Vigilia Pascual y del Domingo son numerosas como para ponerlas en la lista)

En la cuarta lectura de la Vigilia Pascual, Dios dice por medio de Isaías: “Por un breve instante te dejé abandonada, pero con gran ternura te uniré conmigo; en un arrebato de indignación, te oculté mi rostro por un instante, pero me compadecí de ti con amor eterno”.

Aquí está contenido todo el mensaje de La Salette. ¿Acaso se necesitan más comentarios?

La frase “arrebato de indignación” podría hacernos pensar en las palabras de María acerca del “brazo de su Hijo”. Pero esta lectura nos ayuda a recordar que, en muchos otros lugares de la Escritura, la mano o el brazo de Dios, de hecho, se despliega para salvar.

Después de la lectura del paso por el Mar Rojo, por ejemplo, recitamos, en el cántico de Moisés: “Tu mano, Señor, resplandece por su fuerza, tu mano, Señor, aniquila al enemigo”.

Y, tanto en la Vigilia como en la Misa del Domingo, rezamos con las palabras del Salmo 118: “La mano del Señor es sublime, la mano del Señor hace proezas. No, no moriré: viviré para publicar lo que hizo el Señor”.

Al mismo tiempo que la mano de Dios demuestra su poder para salvar, su gran ternura y su amor duradero expresan su Voluntad en hacerlo. Aun cuando Dios usa su poder para castigar a su pueblo, su amor siempre prevalece. 

En los Evangelios surge una pregunta, “¿cuál es el mandamiento más grande de la Ley?” Hoy me gustaría sugerir, desde una perspectiva Saletense, una pregunta diferente.

Primero, déjenme dar la respuesta: “Aunque se aparten las montañas y vacilen las colinas, mi amor no se apartará de ti”. Esta cita de Isaías viene de la lectura de la que se hace referencia al principio de esta reflexión. 

Ahora, la pregunta: ¿Cuál es la más grande de las Promesas?

Piénsalo. ¿Hay alguna otra promesa que querrías oír de Dios en lugar de esta? ¿Hay algo acerca de la Bella Señora y su mensaje que no tenga su fundamento en aquella promesa?

Y ¿qué prueba más grande hay de la fidelidad de Dios a su promesa que la resurrección de Jesús?

En este día que el Señor ha hecho, ¡estalla de alegría y sé feliz!

Traducción: Hno. Moisés Rueda, M.S.

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